Existen cientos de definiciones de transformación digital. Desde nuestra perspectiva, se trata de cumplir con la propuesta de valor de la empresa sin necesariamente mantener la misma cadena de valor. Esto implica reimaginar y rediseñar los procesos empresariales mediante la adopción de tecnologías digitales para ofrecer el mismo valor a los clientes de formas nuevas y más eficientes. Incluye la automatización de procesos, el uso de datos para la toma de decisiones y la creación de nuevos canales de interacción con los clientes, entre otros.
Si la transformación digital es tan crucial, ¿por qué a las organizaciones les cuesta tanto darle la importancia estratégica que requiere? Las respuestas a esta pregunta pueden ser variadas. Algunas organizaciones desconocen el potencial de las tecnologías digitales y no comprenden cómo estas pueden transformar sus modelos de negocio. Otras son conscientes del impacto potencial pero no saben cómo avanzar. También puede ser por falta de recursos o por la percepción de que estas tecnologías son costosas y están diseñadas para grandes empresas. Sin embargo, el rápido avance tecnológico y la creciente competencia en el mercado han democratizado el acceso a la tecnología, permitiendo que cualquier empresa pueda beneficiarse de ella.
La mayoría de las empresas realizan una planificación estratégica anual. Este proceso sistemático define la dirección futura y establece objetivos a largo plazo, incluyendo la formulación de la visión de la compañía, el análisis del entorno interno y externo, el establecimiento de objetivos claros, la creación de estrategias y planes de acción, y la implementación y evaluación continua de estos planes. La transformación digital debe incluirse en este proceso. No existe una mejor oportunidad.
Para iniciar el proceso de planificación estratégica, es esencial realizar una evaluación exhaustiva de la situación actual de la organización. Este análisis debe incluir una revisión detallada de los recursos internos, capacidades y desempeño reciente. También es fundamental llevar a cabo un análisis FODA (Fortalezas, Oportunidades, Debilidades y Amenazas) para comprender mejor las oportunidades y amenazas externas, como tendencias del mercado, competencia y cambios regulatorios.
Ponernos en los zapatos del cliente es crucial en este proceso. Una herramienta muy útil es "El viaje del cliente", que mapea todos los pasos que realiza un cliente para comprar un producto o contratar un servicio, proporcionando una visión detallada de las interacciones y puntos de contacto. Evaluar objetivamente cada uno de estos pasos es fundamental, y se pueden utilizar métodos como entrevistas a clientes, encuestas, revisiones de libros de reclamos y evaluaciones en sitios web o redes sociales.
Este diagnóstico proporciona una base sólida sobre la cual se pueden construir estrategias efectivas y realistas, asegurando que todas las acciones futuras se alineen con las capacidades y limitaciones actuales de la organización.
Los líderes deben continuar con la revisión o construcción de la visión de la empresa. Preguntas clave incluyen: ¿Cómo ven a la empresa en 10 años? ¿Cómo debería verse en 3 años? ¿Cuál es el propósito de la empresa? ¿Cuáles son los valores que rigen a la organización? ¿A qué nicho de mercado están apuntando? ¿Qué los hace únicos en el mercado?
Dado que las necesidades identificadas suelen superar la capacidad de la organización, es crucial priorizarlas con base en criterios como el impacto en los ingresos, la eficiencia operativa, y la experiencia del cliente. Esto se puede hacer de diferentes maneras, desde estimar su impacto en criterios como ingresos, eficiencia operacional, experiencia del cliente o del colaborador; usar una matriz impacto vs esfuerzo, hasta utilizar métodos más complejos como el Proceso Analítico Jerárquico (AHP).
Con la lista de necesidades priorizadas, se pueden tomar las primeras oportunidades de mejora y pasar a la ideación de soluciones que deben transformarse en proyectos con objetivos específicos y medibles. Es aconsejable tomarse un tiempo y analizar tendencias, tecnologías emergentes y revisar cómo otras empresas resuelven estos problemas. Tomando en cuenta los análisis realizados anteriormente, se define un plan a un año que permitirá acercarse a la visión a 3 años. Este plan anual debe subdividirse en trimestres y deben incluir los proyectos definidos anteriormente. Es importante considerar la interdependencia entre proyectos en esta selección.
La gestión del cambio es fundamental en cualquier proceso de transformación digital. Involucra preparar, apoyar y ayudar a las personas a adaptarse a los cambios en la organización. Esto incluye la comunicación efectiva de la visión y los beneficios de la transformación, la capacitación para desarrollar nuevas habilidades necesarias, y el manejo de la resistencia al cambio. Un enfoque sólido de gestión del cambio asegura que todos los miembros de la organización comprendan, acepten y se alineen con los objetivos de la transformación, facilitando una adopción efectiva de nuevas tecnologías y procesos. La gestión del cambio ayuda a minimizar las interrupciones en el negocio, facilita una transición más suave y garantiza que los cambios tecnológicos se integren de manera efectiva en la cultura y los procesos de la organización.
Al finalizar cada trimestre, se debe realizar una revisión exhaustiva del estado de los proyectos, evaluando su avance y resultados para tomar decisiones informadas sobre su continuidad o ajuste. Un proyecto bien encaminado puede continuar el próximo trimestre, mientras que los proyectos con resultados insatisfactorios pueden ser cancelados, pero rescatando, documentando y comunicando los aprendizajes obtenidos. Esta estrategia permite una transformación digital efectiva, alineada con la visión empresarial y enfocada en mejorar continuamente a través del uso inteligente de tecnologías digitales.
La transformación digital, cuando se integra con una planificación estratégica sólida y una gestión del cambio efectiva, se convierte en un motor esencial para que las organizaciones prosperen en el entorno empresarial actual. Al reimaginar los procesos empresariales con tecnologías digitales, las empresas pueden mejorar su eficiencia y competitividad, ofreciendo mayor valor a sus clientes. Una planificación estratégica clara proporciona una hoja de ruta para esta transformación, mientras que la gestión del cambio asegura que los empleados comprendan y adopten los nuevos procesos y tecnologías. Estos elementos, combinados, permiten una transformación digital exitosa y alineada con los objetivos estratégicos de la empresa, fomentando la mejora continua y la innovación.